El proyecto de colaboración entre Roxana Ologeanu-Taddei, profesora de TBS Education, y Julien Meyer, profesor de la Universidad de Ryerson de Canadá, ha sido seleccionado entre los 10 finalistas del Desafío de Innovación de la OTAN de este 2020. El experimento se presentará este 10 de diciembre durante el Pitch Day & Award Ceremony.

¿En qué consiste el desafío?

El Desafío de Innovación de OTAN 2020 gira entorno a mejorar la confianza en los sistemas autónomos y reducir riesgos en su adopción. Se trata de aprovechar ideas innovadoras para ayudar a l aOTAN y otras organizaciones a mejorar sus respuestas a posibles crisis, garantizando así una mayor seguridad.

Un sistema autónomo (Autonomous system) es una red muy grande o un grupo de redes con una política de enrutamiento única. En un futuro próximo, se espera que los sistemas autónomos aumenten exponencialmente. Usar estos sistemas, facilitará las tareas de distintas organizaciones, que podrán cumplir sus misiones con más eficacia y reduciendo el riesgo para los operadores humanos.

Esto presenta problemas, sobretodo de confianza, ya que el uso de estos sistemas es nuevo. Si no hay operadores que se encarguen de controlar directamente las acciones, hay mucha preocupación en relación al peligro que podrían correr las vidas humanas o el daño al que se expondrían los equipos. Por lo tanto, el desafío busca sobretodo fomentar la adopción de estos sistemas autónomos, atendiendo a todas las preocupaciones que puedan despertar.

El proyecto finalista de Ologeanu-Taddei y Mayer

Roxana Ologeanu-Taddei

A partir de un escenario específico proporcionado por la organización del desafío, los participantes tenían que proporcionar una solución innovadora.  La propuesta de Ologeanu-Taddei y Mayer consiste en un experimento online, que involucró a 100 operadores y que estudia la confianza en estos sistemas autónomos.

Julien Meyer

Su proyecto se basa en la hipótesis de que cuanta más información tengan los operadores a su alcance, más confianza tendrán en ellos, haciéndolos más eficaces y seguramente salvando más vidas. Durante el experimento, se proporcionaban distintos escenarios a los operadores, cada uno de ellos con distintos niveles de información y transparencia. El modo en el que recibían la información, así como la cantidad de esta, resultó determinante en cuanto a la confianza generada en los operadores.

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