El 11 de febrero es el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, un día proclamado per la Asamblea General de las Naciones Unidas con el objetivo de promover el acceso y la participación de las mujeres en ciencia y tecnología. Pese a todo lo que hemos avanzado en materia de género, la UNESCO advierte de que las mujeres siguen encontrándose con muchos obstáculos. Prueba de ello es que solamente un 30% de investigadores científicos en el mundo son mujeres, cosa que evidencia lo lejos que aun estamos de la igualdad.

Techo de cristal

A lo largo de la historia – pero también hoy en día en muchos lugares del mundo- las mujeres no han tenido acceso a la misma educación que los hombres y han sido apartadas de determinados ámbitos de conocimiento. Dejando de lado estos impedimentos para acceder a una educación de calidad, otra de las causas de la falta de mujeres en ciencia es el techo de cristal. “Techo de cristal” es una metáfora que se usa para describir las barreras con las que se encuentran a medida que escalan en su carrera profesional. Se trata de impedimentos construidos culturalmente por los roles de género y los inputs que recibimos desde que nacemos (micro machismos, ser cuestionadas más a menudo que ellos, falta de referentes femeninos…). El hecho de ser más cuestionadas, de recibir inputs de que su espacio es otro, hace que muchas mujeres no se planteen la investigación.

¿Qué es el efecto Matilda?

Pero, ¿qué pasa con aquellas mujeres que sí tienen acceso a la ciencia? El término “efecto Matilda” se refiere a la situación social donde las mujeres científicas reciben menos crédito y reconocimiento por su trabajo científico del que deberían recibir si se contemplara objetivamente lo que hacen. Margaret W. Rossiter fue quien dio nombre a este fenómeno, en honor a Matilda J. Gage, la primera activista por los derechos de las mujeres que denunció esta situación.

Referentes femeninos en educación

Un estudio de Ana López Navajas publicado en 2014 analizó la presencia de mujeres y hombres en los libros de texto de la ESO, así como la visión que se transmite sobre las mujeres desde la educación. Se analizaron 115 manuales escolares de tres editoriales distintos de todas las asignaturas y todos los cursos de la ESO. Los resultados mostraron una presencia femenina de solamente un 12,8%. Además, cuando encontramos mujeres en libros de texto, las encontramos mayoritariamente en contextos domésticos, mientras que en ámbitos científicos, económicos o sociales son casi invisibles.

#NoMoreMatildas

#NoMoreMatildas es una campaña que lucha contra el efecto Matilda. Denuncian que esta la falta de referentes femeninos tiene un impacto muy profundo en las aspiraciones profesionales de las niñas. La falta de referentes acaba traduciéndose en una menor presencia de mujeres en carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Es por esto que se proponen recuperar la figura de mujeres menospreciadas por la historia de la ciencia, “para que despierten la vocación científica de todas esas niñas a las que se ha hecho pensar que la ciencia era cosa de hombres”.

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