[su_pullquote align=»right»]Por Lambert JERMAN y Alaric BOURGOIN [/su_pullquote]
En una época en la que muchas profesiones se están cuestionando qué sentido tienen, divididos entre restricciones económicas y una automatización inminente de parte de sus actividades, un auditor para las grandes empresas de las Big Four ha ofrecido un visión muy útil de lo que hace que el trabajo tenga sentido para los profesionales de los servicios hoy en día.
De la valía del experto a las dificultades sobre el terreno
En el terreno, los auditores se enfrentan a una serie de dificultades que contribuyen a matizar la visión idealizada del profesional de los números. En la práctica, la auditoria requiere que el profesional resista y a veces transgreda las reglas de la empresa, mientras se ajusta continuamente a las limitaciones de sus misiones de acuerdo con su propia lógica subjetiva. Los clientes refractarios con agendas apretadas o documentos de contabilidad caóticos llevan a los auditores a lidiar con una sensación de ansiedad permanente sobre su habilidad de cumplir con sus cometidos. El miedo a causar daños es omnipresente ya que un error sin detectar en un informe financiero puede acarrear serias consecuencias legales y económicas. Todas estas facetas del trabajo de un auditor sugieren que la construcción de su identidad no siempre conlleva un sentido de valía, seguridad y armonía interna. Está también conectado con la intensa relación entre un individuo y sus debilidades, cuando el ejercicio de su actividad profesional le hace enfrentarse a los límites de sus conocimientos, sus fracasos, sus errores.
Este es el motivo por el que intentamos entender las prácticas y los discursos que el auditor usa para construir la imagen de “buen” profesional. ¿Cómo determinan las dificultades en el terrenos la habilidad del auditor para estar a la altura de sus propias expectativas como profesional? Para responder a esta pregunta, llevamos a cabo un estudio etnográfico durante seis meses en una gran auditoría internacional.
Identidad negativa: construyendo una identidad de “buen” profesional a través de experimentar, confesar y gestionar las propias debilidades.
Nuestros resultados muestran que la construcción de la identidad profesional ocurre en condiciones de estrés, cuando un individuo es conducido a examinarse de forma objetiva con la esperanza de ser el ejemplo de una imagen profesional idealizada en público. Nuestro estudio del auditor nos permitió identificar el concepto de “identidad negativa” que es el centro de nuestro argumento. La identidad negativa se equipara a las prácticas y discursos a través de los que el auditor se constituye como ¨buen profesional” en relación intensa y continua con sus debilidades. Específicamente, estas prácticas y discursos giran entorno a (1) experimentar, (2) confesar (3) gestionar las debilidades del propio auditor.
Al experimentar sus debilidades, el auditor lleva a cabo una investigación práctica que le permite tomar conciencia de la distancia que existe entre su imagen como profesional y la realidad sobre el terreno. Situaciones ambiguas, contenido dudoso, la constante presión del error y de los clientes, significa que no puede contar únicamente con las normas de la empresa para regular su comportamiento. Esta toma de conciencia conlleva ansiedad y le fuerza a cuestionarse sus partes más vulnerables, a tomar riesgos, a ponerse en una “posición más baja” en respuesta a las exigencias y limitaciones de los clientes. Esta actitud hace eco de las observaciones hechas en otras profesiones de servicios como la consultoría , donde los profesionales tiene que enfrentarse a la ansiedad ligada a la proliferación de los contratos a corto-término, nuevos ambientes y contacto con clientes exigentes.
Al confesar sus debilidades, el auditor establece una conexión entre su vulnerable posición personal y la imagen más gratificante del profesional de los números. Esta práctica mantiene la tensión entre la percepción negativa del individuo y el discurso elogioso llevado a cabo por la empresa. La confesión está vinculada, en un primer momento, a un ejercicio de humildad, en el que el auditor se enfrenta a si mismo de nuevo en un esfuerzo reflexivo. Debe aprender a “evaluarse mal”, es decir, a externalizar y a verbalizar sus debilidades de manera voluntaria en los sistemas de evaluación de la empresa. Estos sistemas fomentan así la definición de “ejes de progreso” que operan una inversión fundamental. La inclusión detallada de los puntos débiles del individuo lleva a la estabilización de un perfil profesional remunerado por lo que realmente bale. De todas maneras, esta transformación no se logra nunca realmente porque la confesión sanciona la imperfección en el centro del profesionalismo.
Finalmente, al gestionar sus debilidades, el auditor racionaliza las cuestiones clave del negocio y descubre apoyo interpersonal y oficial lo cual le permite enfrentarse a las dificultades en el terreno. Dado que la inversión hecha por la confesión es en gran medida retórica y confinada dentro de los muros de la empresa, no es suficiente para capacitar al individuo para enfrentarse a sus debilidades de una manera sostenible. La visión global de las misiones y los problemas de los clientes, la solidaridad del equipo y las preocupaciones oficiales les permite hacer de la necesidad una virtud y asimilar las limitaciones y la imprecisión del trabajo, a nivel tanto intelectual como práctico. El auditor, caracterizado por la duda debido a los retos en el terreno, se reposiciona así dentro de la prestigiosa identidad social del profesional de los números, creando en el individuo un equilibrio temporal que será para siempre creado y recreado entre estos dos polos.
El “buen” profesional , el Sísifo de la imperfección
Al tomar en serio las debilidades del auditor y los desafíos sobre el terreno, la «identidad negativa» reintroduce la identidad bien delineada y de alto estatus del experto que hace un juicio final sobre la exactitud de las cuentas. Podemos discernir un auditor vulnerable, tan invasivo con el mismo com lo es con su cliente. Ante la ambigüedad de las situaciones en las que tiene que intervenir, el auditor alimenta su profesionalismo con su habilidad de dudar de si mismo y con una visión ansiosa de su habilidad de llevar sus misiones a buen puerto. Un verdadero Sísifo de la imperfección, se presenta como un individuo en tensión entre una experiencia a veces dolorosa de la profesión y la imagen positiva que dan las empresas.
Nuestras observaciones demuestran como la construcción de la identidad también ocurre en y a través de los desafíos, poniendo al individuo en una posición introspectiva, manteniendo una duda constante sobre su propio valor. Más allá de la amenaza de las circunstancias económicas o de la automatización de las operaciones de verificación, nuestro estudio sugiere que el auditor le debe su éxito como profesional al carácter flexible de una práctica alimentada por el cuestionamiento constructivo de su propio valor.
[su_spoiler title=»Metodología»]El primer autor trabajó como auditor y registró sus observaciones (en su empresa y cuando estaba en una misión) en un diario de trabajo. Este método etnográfico permitió a los investigadores acercarse a los problemas en el terreno y adquirir conocimientos internos de los fenómenos observados. Este método es pertinente en el análisis en la construcción de la identidad, que se experimenta de forma personal por los individuos y es por lo tanto difícil de verbalizar durante las entrevistas. El rol del segundo autor fue crucial para controlar la parcialidad de la inmersión y encontrar un equilibrio adecuado entre distancia profesional y la implicación personal que es indispensable en la investigación etnográfica. Referencia para el artículo completo: JERMAN, L., & BOURGOIN, A. (2018). L’identité négative de l’auditeur. Comptabilité – Contrôle – Audit, 24 (1), 113-142. doi:10.3917/cca.241.0113.[/su_spoiler]
[su_pullquote align=»right»]Por Gregory Voss y Kimberly Houser[/su_pullquote]
El debacle que supuso Cambridge Analítica y la consecuente audiencia en el Senado de Estados Unidos reveló sin duda alguna que los Estados Unidos no tiene leyes de privacidad de datos adecuadas. A pesar de la grandilocuencia de los Senadores, éstos demostraron una falta de entendimiento no solo sobre el funcionamiento de la economía de datos, sino también de las leyes de su propio país.
Cuando el Reglamento general de protección de datos (RGPD) de la Unión Europea (UE) fue aplicable el 25 de mayo de 2018, la disparidad entre las leyes de Estados Unidos y las de la UE se pusieron de manifiesto. En nuestro documento de trabajo, GDPR: The End of Google and Facebook or a New Paradigm in Data Privacy? programado para la edición de otoño del Richmond Journal of Law and Technology, exploramos estas diferencias en términos de ideología, la adopción de medidas y las leyes en sí.
El modelo de negocio tecnológico americano se basa en dar servicios gratuitos a cambio de los datos personales del usuario. Esto concuerda con la ley de protección de datos de Estados Unidos, que es específica para cada sector, lo cual significa que solo ciertos tipos de datos, como los datos médicos o financieros, están protegidos pero solo dentro de los límites estipulados por el estatuto correspondiente. En Estados Unidos no existe una ley federal general de privacidad de datos para el sector privado. La Comisión Federal del Comercio (FTC), la autoridad sobre privacidad de facto en Estados Unidos, tiene un historial de emprender acciones judiciales contra empresas tecnológicas bastante escaso. Históricamente, solo en los casos en los que una compañía proporciona una política de privacidad y luego la incumple ha tomado acción en su contra bajo el Artículo 5 de la ley del FTC respecto a “prácticas engañosas e injustas”.
El modelo europeo de privacidad de datos tiene como base fundamental los derechos humanos, siendo fundamental tanto la privacidad como la protección de datos. Bajo el predecesor del RGPD (la directiva de 1995), fueron muchas las acciones que se tomaron contra compañías tecnológicas estadounidenses por violaciones de leyes de los estados miembros de la UE. A pesar de esta larga historia de éxito de acciones legales, estas compañías tecnológicas estadounidenses no han cambiado significativamente su modelo de negocio con respecto a la obtención de datos de la UE. Esto se debe a las bajas multas máximas previstas en la legislación de los Estados miembros (por ejemplo, una multa de 150.000 euros en Francia para una empresa valorada en 500.000 millones de euros).
La ideología estadounidense detrás de la privacidad de datos es equilibrar la habilidad de una entidad de monetizar los datos que recoge (fomentando así la innovación) con la expectativa de los usuarios sobre privacidad (siendo esas expectativas, al parecer, bastante bajas en Estados Unidos) mientras que en la UE, el foco está en proteger las privacidad de los usuarios. Un buen ejemplo de esta dicotomía es el caso Google en España. Un ciudadano español pidió que se quitara del buscador de Google cierta información, algo que bajo la ley de la UE está permitido. Google se opuso a su petición en el tribunal. Por una parte estaba la libertad de expresión (fundamental en Estados Unidos) y el derecho del público a saber reivindicado por Google, y por la otra, el derecho Europeo a la privacidad y al ser olvidado que argumentaba el demandante Europeo. El Tribunal de Justicia Europeo dictaminó que el equilibrio de intereses se inclinaba a favor de la privacidad del español.
Como explicamos en nuestro artículo, la leyes federales de Estados Unidos son específicas para cada sector y las áreas principales son la información sobre sanidad (la ley Health Insurance Portability and Accountability Act o “HIPAA”), la información financiera (la ley Gramm-Leach-Bliley) la información sobre créditos (la ley Fair Credit Reporting Act) y la información sobre menores (la ley Children’s Online Privacy Protection Act o “COPPA”). Además los estados han también promulgado diversas leyes de seguridad de datos destinadas a requerir notificaciones de la violación de la seguridad de los datos.
El enfoque europeo, por otro lado, ha sido siempre mucho más general. La directiva de 1995, por ejemplo, requería a cada Estado miembro de la UE adoptar unas leyes de protección de privacidad integrales que cumplieran con los objetivos de la Directiva. Mientras que la adopción de una directiva permitía flexibilidad en cada estado miembro para la creación de las leyes de privacidad, en 2012, la Comisión Europea determinó que se tenía que actualizar la ley. El RGPD fue promulgado para: armonizar las legislaciones de los Estados miembros, incorporar los avances tecnológicos, eliminar las cargas administrativas para las empresas y, como se afirma en nuestro documento, establecer un marco de igualdad para las empresas de tecnología que usan los datos personales de personas localizadas en Europa.
Dado que las empresas de Estados Unidos han podido monetizar sus datos con muy pocas restricciones o consecuencias, se convirtieron así en gigantes en el campo tecnológico con una cuota de mercado del 80% para Facebook y del 90% para Google. Sin embargo, las normas se han actualizado con respecto a los datos de la UE. El RGPD requiere, entre otras cosas, un consentimiento verificable antes de utilizar los datos de un usuario y el consentimiento para cada uso secundario. En los Estados Unidos no existe un requisito similar; las compañías que operan bajo la ley de los EE.UU. dependen principalmente de un mecanismo de exclusión voluntaria y no están obligadas a revelar los usos secundarios de sus datos. El RGPD también proporciona un derecho al olvido, un derecho a la portabilidad de los datos, la posibilidad de optar por no participar en las decisiones automáticas de las máquinas (elaboración de perfiles), y requiere una base legal para el procesamiento de los datos. Ninguno de estos derechos se conceden a los ciudadanos de los Estados Unidos bajo su ley federal.
Debido a que el RGPD tiene un alcance extraterritorial, la ley se aplicará independientemente de dónde se encuentre la empresa si recoge o procesa datos personales de personas que se encuentran en Europa, si el procesamiento se refiere a la oferta de bienes o servicios (ya sean de pago o “gratuitos”) a dichos “interesados” o a la monitorización de su comportamiento, en la medida que dicho comportamiento tenga lugar en la UE. Esto plantea una cuestión: ¿será el RGPD el fin de Google o Facebook o presentará un nuevo paradigma en la protección de privacidad? Esto queda por ver. De todos modos, dado que bajo el RGPD las multas se moverán en el rango de los mil millones de euros, en lugar de en el rango de los miles como en el pasado, parece probable que el modelo de negocio de estadounidense (servicio por datos) necesitará adaptarse, al menos, con respecto a los datos de la UE.
Este artículo fue publicado originalmente en Oxford Business Law Blog.
[su_pullquote align=»right»]Por David LE BRIS[/su_pullquote]
A pesar de la importancia del fenómeno, no existe una definición clara de lo que es un crack bursátil. Probablemente, las caídas de mercado deberían ir ligadas a sucesos significativos pero a menudo es difícil establecer una relación entre eventos históricos y reacciones del mercado. Por ejemplo, en 1914 cuando la Primera Guerra Mundial estalló, el índice bursátil francés cayó tan solo un 7,14%, una caída mensual que ocupa el puesto 105 en la historia de la bolsa francesa.
Una caída porcentual tiene un impacto mayor en un mercado estable que en un mercado altamente volátil. Un crack no es simplemente una descenso del porcentaje bruto, sino que representa una variación significativa en comparación con una situación previamente observada.
Por tanto, los cracks deben ser analizados en función del la situación financiera que les precede. Propongo un nuevo y sencillo método que identifica los cambios de precios. Tiene en cuenta la volatilidad anterior para medir cada cambio mensual, no en porcentaje bruto, sino en el número de desviaciones estándar. El índice bursátil francés solía tener una baja volatilidad antes de 1914. De esta manera, el modesto descenso del 7.14 % representa una caída de 6.09 desviaciones estándar, colocándolo en el segundo lugar de las peores crisis financieras en Francia. Este ranking es mucho más coherente con el contexto histórico.
En un artículo (próximamente en Economic History Review), se aplicó este método a una serie de índices bursátiles estadounidenses y franceses y a bonos del estado británicos a largo plazo. Este nuevo método ofrece una perspectiva diferente sobre los shocks financieros. Se establece una mejor correlación entre cracks y los sucesos históricos que simplemente teniendo en cuenta variaciones en índices bursátiles. Eventos que aparentan ser insignificantes en términos financieros cuando se miden en porcentajes, pasan a ser crisis importantes después de ajustar la volatilidad. Esta mejor correlación entre caídas y sucesos históricos aporta una nueva visión perspectiva a muchos debates históricos.
De acuerdo con otras fuentes históricas que señalan la gravedad de la crisis de 1847, este episodio se sitúa entre los diez cracks principales del mercado de bonos británicos, mientras que ocupa el lugar 102 en términos de cambios estrictos de precios. El estallido de la guerra civil norteamericana causó una caída importante, apoyando a los que defienden la parte de los costes en el debate sobre los costes/ventajas ocasionados por este conflicto. La conferencia de Berlin, en la que se organiza la partición de África, conduce al colapso de los bonos británicos, como si el mercado estuviera asumiendo el futuro coste de la colonización de África en las finanzas públicas de dicho país. Las guerras previas al 1914 (Franco-Prusiana, Ruso-Otomana, Levantamiento de los Bóxer en China, Guerra de los Bóer War, etc.) provocaron muchas caídas tanto en el mercado bursátil francés como en el los bonos del estado británicos, apoyando así la narrativa tradicional de la importancia de estos conflictos a pesar de los modestos cambios en los precios sufridos durante esta época de baja volatilidad.
En cuanto al siglo XX, el estallido de la Primera Guerra Mundial causó grandes caídas tanto en el mercado bursátil francés como en el de los bonos del estado británicos, mitigando las perspectivas de colapso subyacente. No es posible identificar más caídas antes que después de la creación de la Ley de Reserva Federal en 1913, cuyo rol en estabilizar los mercados es aún hoy cuestionado. Dos cracks en Francia durante los años 20, provocados por asuntos monetarios, respaldan el análisis de la política monetaria francesa como un factor importante en los problemas de entreguerras. Los episodios más candentes de la Guerra Fría provocaron caídas en los mercados franceses y británicos, una situación coherente con el riesgo de colapso financiero en ese momento.
La ausencia de una crisis en 1929 en la Bolsa de París y los mercados de bonos británicos respalda la idea de que la Gran Depresión llegó a Europa por canales que no eran los mercados financieros. La crisis del 2008 se diferencia en este punto porque tanto el mercado francés como el estadounidense cayeron en picado.
Quizás esta nueva herramienta de medición puede mejorar nuestra comprensión de los mecanismos financieros.
[su_pullquote align=»right»]Por Louise Curran[/su_pullquote]
En este artículo, escrito con Michael Thorpe de la Universidad de Curtin en Australia, exploramos la reciente evolución de la inversión china en las industrias vinícolas en la región de Burdeos de Francia y las comparamos con las inversiones en el mismo sector en Australia Occidental (WA por sus siglas en inglés).
Encontramos que las inversiones no están tan extendidas como suelen insinuar los medios de comuni-cación, aunque el ritmo de crecimiento en Burdeos ha sido impresionante. Se identificaron varias difi-cultades con las inversiones, así como una posible sinergia.
Situación diversa en Francia y Australia
Elegimos analizar Francia y Australia ya que fueron, respectivamente, el primer y segundo exportador de vino al mercado chino en 2013. Analizamos dos regiones con un posicionamiento bastante similar en el mercado: tanta Burdeos como WA se centran en el mercado de alta calidad y se especializan en vino tinto. El fenómeno de la inversión china en el sector es bastante reciente en ambos contextos, aunque la inversión china en la economía australiana en general tiene una trayectoria más larga. El objetivo de nuestro estudio era explorar el alcance de la inversión y destacar las dificultades experimentadas.
Encontramos que el alcance de la inversión china en las dos regiones era bastante bajo, incluso si el número de inversiones en Burdeos (unas 80) era impresionante, así como lo era su rápido crecimiento. Sin embargo, menos del 1% de los viñedos de Burdeos son propiedad de inversores chinos y muchos de estos viñedos son de tamaño muy pequeño, por lo que la superficie real abarcada por las inversio-nes era baja. El número de inversiones es incluso más bajo en WA (7 viñedos), pero el gran tamaño de sus adquisiciones hace que su cobertura sea mayor (6% de la superficie de viñedos). De hecho, el gran tamaño de los viñedos australianos era una clara ventaja para los inversores chinos, quienes favorecían estructuras de producción a larga escala que podían proveer mejor al mercado chino.
Dificultades para los inversores, pero también posibles ventajas
Encontramos evidencia de todas la dificultades típicas a las que se enfrentan los inversores extranjeros y que han sido identificadas en estudios previos, pero la más significativa era su falta de familiaridad con el contexto local. Esto se consideró un problema particular en Francia, donde hay poca historia de inversiones chinas y ninguna diáspora china significativa. Los problemas habituales de entender una cultura extranjera se vieron gravados por el hecho de que la mayoría de los inversores chinos provie-nen de sectores -incluyendo joyas, metales y petróleo- que no estaban relacionados con el vino, ni siquiera con la agroalimentación. La especificidad del sector vinícola les causó mayores dificultades. En Australia, encontramos menor evidencia de esos problemas, principalmente porque los inversores a menudo tenían ya relaciones comerciales en Australia antes de invertir en vino y tendían a hacer sus inversiones junto con alguna persona de negocios local, en lugar de solos. Aunque la mayoría de los inversores chinos en Burdeos no invirtieron junto con socios locales, generalmente mantuvieron la gerencia ya existente para seguir con el funcionamiento diario del viñedo. Había un reconocimiento de la necesidad de aprovechar esta experiencia local para que su inversión prosperara.
Las instituciones locales tanto de WA como the Burdeos reconocieron la necesidad de dar apoyo a los inversores chinos para así asegurar su éxito. La Cámara de Comercio e Industria de Burdeos organiza seminarios regulares sobre Burdeos y Hong Kong para asegurarse que los inversores son conscientes del potencial, pero también de las dificultades, de sus inversiones. En 2014, el Departamento de Agri-cultura de WA organizó un seminario parecido para los inversores chinos interesados en todo el sector agrícola.
Por último, los inversores chinos en ambas regiones aportaron dos ventajas clave. La primera fue capa-cidad económica. Muchos de los viñedos que fueron adquiridos estaban en mal estado y en muchos casos se ha hecho una inversión significante para mejorar las instalaciones e incrementar la productivi-dad. La otra ventaja clave era su conocimiento del propio mercado y la capacidad de aprovechar sus redes de negocios para desarrollar ese mercado. China se ha convertido en unos de los mercados cla-ves para el vino, especialmente vino tinto, en los últimos años. Aunque las exportaciones han caído desde su pico, en 2014 sus importaciones de vino se valoraron en 1,4 mil millones de dólares. En espe-cial para los viñedos pequeños y de menor calidad, la capacidad de sus propietarios chinos para apoyar su evolución en este importante mercado fue un factor clave en hacer posible su desarrollo.
El futuro – consolidación en lugar de expansión
En términos de futuros, la mayoría de personas entrevistadas coincidieron en que el pico de inversio-nes ha pasado y que ahora se estaba entrando en un período de consolidación. Han habido muchas menos inversiones en Burdeos en 2015 que en 2014 y especialmente 2012-13. Esto es, en parte, un reflejo del hecho que el mercado vinícola chino está madurando y las tasas de crecimiento son menos atractivas. Muchos de los entrevistados apuntaban que China no es, y de hecho nunca ha sido “el Do-rado” para los comerciantes de vino, sino más bien un mercado difícil y desafiante. La reciente caída de inversiones junto con la lucha anti-corrupción en China que ha provocado una caída de las ventas de vino vinculadas a la entrega de regalos (anteriormente una motivación clave para las ventas de vino de gama alta) y también a banquetes oficiales (que han sido ampliamente reducidos). Existía además preocupación entre las personas ricas que las inversiones de alto perfil en productos de lujo como el vino, podría atraer la atención no deseada de las autoridades.
[su_spoiler title=»Metodología»]Nuestra investigación incluyó veinte entrevistas en las dos regiones estudiadas, con consultores y otros proveedores de servicios que trabajan con inversores, así como con el personal de empresa locales en tres empresas propiedad (total o parcialmente) de inversores chinos y dos inversores chinos, uno ba-sado en China y otro el gerente de una inversión australiana. Las entrevistas tuvieron lugar entre di-ciembre de 2013 y octubre de 2014. También utilizamos informes de prensa para identificar las inver-siones pertinentes.[/su_spoiler]
[su_box title=»Consecuencias para la gestión» style=»soft» box_color=»#f8f8f8″ title_color=»#111111″]Nuestra investigación indica que los inversores más prósperos en los dos contextos estudiados eran aquellos que se asociaron con empresarios locales. Parece que en casos como este, en los que existen grandes diferencias a nivel institucional y cultural entre el país de origen y el país de inversión, trabajar conjuntamente con una persona de negocios local proporciona un puente importante para reducir la falta de familiaridad existente. Los inversores que adquirieron viñedos sin socios locales tuvieron difi-cultades más a menudo, aunque muchos de ellos mantuvieron el personal local y adoptaron un enfo-que no intervencionista en lo que se refiere al aspecto productivo del negocio, lo que es prudente ya que frecuentemente carecían de conocimientos sobre el vino. El valor más importante que los inverso-res chinos aportaron fue su experiencia y vínculos con su propio mercado, por lo que el potencial de sinergia era significativo, siempre que la comprensión y la confianza estuviera presente.
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Por Louise Curran, Chinese FDI in the French and Australian Wine Industries: Liabilities of Foreignness and Country of Origin Effects. Co-escrito por Michael Thorpe, Departamento de Economía, Curtin Uni-versity Western Australia. Apareció en Frontiers of Business Research en China, Volumen 9, número 3 en 2015. Esta investigación fue subvencionada por una beca de investigación otorgada a Louise Curran por la Universidad Curtin en 2013.
[su_pullquote align=»right»]Por Pierre-André Buigues[/su_pullquote]
A pesar de las significantes ayudas estatales, el sector cárnico francés está perdiendo terreno frente a otros países europeos situados también en la eurozona. De hecho, es el mercado europeo el que ha provocado el empeoramiento de la posición de Francia, y no la globalización, China u otras economías emergentes.
Independientemente del sector que miremos, ya sea el avícola, el porcino o el bovino, en comparación con sus competidores europeos los ganaderos franceses tienen dificultades.
– El mercado porcino francés : la producción ha bajado notablemente, de 25,5 millones de cerdos al año en el 2000 a 21 millones en 2016. Durante el mismo período subió en otros países europeos. En el 2000, Francia y España estaban produciendo cerdos al mismo ritmo, mientras que ahora España produce 46 millones de cerdos más. Francia es ahora un importador neto de productos porcinos. La competitividad del sector ha disminuido debido a los altos costes y la falta de inversión.
– La industria bovina francesa : Francia era el mayor productor de carne de vaca en el 2015: 1,49 millones de toneladas en comparación con las 1,12 toneladas de Alemania y las 0,9 toneladas del Reino Unido. El 79% de la carne consumida en Francia es producida en dicho país. Las importaciones son principalmente europeas. Sin embargo, los ingresos medios de los ganaderos son unos de los más bajos del sector agrícola y se prevé una reducción abrupta. En el 2014, las ganancias netas de un ganadero después de impuestos fueron un 22% inferiores que el promedio a largo plazo (2000-2013).
– El sector avícola francés también ha visto una caída en su producción durante la última década. Francia era el segundo exportador avícola en el mundo, pero actualmente importa el 40% de las aves que consume. El país tiene un déficit comercial con otros países europeos en términos de volumen y valor, y este déficit continúa profundizándose. La mayoría de las importaciones francesas provienen de otros países europeos, y una minoría de países no europeos como Brasil o Estados Unidos.
¿Por qué estamos viendo tal deterioro del sector cárnico francés?
Examinaremos dos de los factores detrás de este declive. La resistencia francesa a la industrialización de su sector cárnico, y por lo tanto economías de escala insuficientes: Francia siempre ha apoyado las granjas familiares pero los mercados cárnicos internacionales son mercados de grandes volúmenes en los que el precio es un factor determinante. A diferencia del mercado doméstico francés, donde la calidad se destaca por las etiquetas (etiqueta roja – calidad de granja) y constituye una ventaja competitiva, en el mercado internacional el precio es clave. Mientras que Alemania se ha posicionado como productor de productos cárnicos de bajo coste y estandarizados con una imagen “industrial”, Francia tiene una imagen “gourmet” y productos de calidad. Desafortunadamente, en este punto de su desarrollo, el mercado cárnico internacional, cuyo crecimiento está siendo impulsado por los países emergentes, tiene poco interés en la calidad. El coste es por lo tanto una variable estratégica para prosperar en los mercados internacionales, por lo que el sector francés está pagando el precio a causa de los elevados costes y la ausencia de economías de escala.
En el sector de la producción porcina, el tamaño medio de una granja de cerdos en Francia es entre 1,000 y 2,000, en comparación con Dinamarca y Holanda, cuyas granjas tienen entre 2,000 y 5,000 cerdos. Lo que es más, entre el 2000 y el 2010, el tamaño medio de una granja de cerdos creció un 98% en Dinamarca, 37% en Holanda y 29% en España y sólo 16% en Francia. Finalmente, los mataderos alemanes a menudo superan los 50,000 cerdos sacrificados anualmente. En Francia, lo que se necesita es muchos menos mataderos y una profunda modernización.
En el sector bovino, Francia está también sufriendo por el pequeño tamaño de sus granjas. El pleito contra la única granja en Francia con 1,000 vacas (una granja ultramoderna con una instalación gigante para producir energía a partir de desechos del ganado a través de un metanizador y equipado con paneles solares), muestra cuál hostil es la opinión pública francesa hacia la agricultura industrializada.
En la producción avícola, las granjas francesas son más numerosas y también mucho más pequeñas que las alemanas: las granjas avícolas alemanas, holandesas y británicas son las más grandes de Europa, con un volumen medio de más de 60,000. En Francia, más de la mitad de las granjas avícolas tiene una capacidad de entre 1,000 y 10,000 aves, debido a la importancia de las etiquetas de calidad y origen (etiqueta roja, orgánica, Appellation d’Origine Contrôlée), cuyas especificaciones de los productos limitan el tamaño de sus instalaciones.
Con granjas de tamaños que no permiten economías de escala, y con costes laborales muy por encima de sus competidores europeos, el sector ganadero francés vive un momento difícil y está perdiendo cuota de mercado.
Una avalancha de costosas normas de producción y exceso de regulación en comparación con las normas europeas
La estricta regulación es un factor indiscutible en las dificultades económicas a las que se enfrenta el sector cárnico francés . A menudo complicadas y, a veces, incomprensibles, estas regulaciones imponen una carga administrativa muy pesada en los agricultores. Un informe del Senado estimó que un agricultor medio tiene 15 horas semanales de trabajo administrativo. Hay dos razones principales para el relativo alto coste de estos estándares de producción en Francia.
En primer lugar, las granjas en Francia son, como hemos visto, más pequeñas que las de los países europeos competidores. Así pues, no tienen los medios humanos y económicos para asimilar e implementar esos estándares. Segundo, en este sector las regulaciones cambian a menudo, los estándares medioambientales son cada vez más exigentes y requieren una inversión significativa.
¿Qué depara el futuro para la industria cárnica francesa?
La agricultura europea ya no es simplemente un sector regulado por la Política Agrícola Común (PAC), sino un sector competitivo. Con el fin de desarrollar la industria francesa cárnica existen dos posibles estrategias:
– Desarrollo estratégico del sector agrícola orientado a la calidad: : ¿Cómo podemos encontrar puntos de venta para los productos de gama alta con un fuerte “branding” de exportación para así permitir que las granjas pequeñas sobrevivan con altos costes? Hay un modelo en la industria vinícola francesa en el que los precios son, de media, el doble que la competencia, y aún así se mantienen en su lugar. Esta estrategia de “alta gama” podría salvar la agricultura francesa. Sin embargo, supondrá una inversión considerable en marketing y en cadenas de distribución internacionales.
– Desarrollo estratégico de la agricultura intensiva y de bajo coste: : ¿Cómo pueden reducirse los costes de producción? Con una fuerte reestructuración y la eliminación de las “pequeñas granjas” que no sean competitivas. Se necesitaría también una gran inversión para crear granjas ultramodernas, con las agencias estatales fomentando mega-granjas totalmente automatizadas, una situación muy lejos de la actual.
¿Existe un punto intermedio? Xavier Beulin, ex-presidente de la FNSEA (el sindicato de los granjeros franceses), ha estimado que una inversión de aproximadamente 6 mil millones de euros sería necesaria para “desarrollar una tercera vía entre la agricultura industrial y la diversidad, entre la agricultura de alta tecnología y la diversificada, y entre la agricultura orgánica y la robótica”.
[su_spoiler title=»Metolodogía»]Referencias: Elie Cohen et Pierre-André Buigues « Le décrochage industriel », Fayard, 2014; y Pierre-André Buigues, « Refonder l’agriculture française » Journée de l’économie, Jeco , Lyon, Novembre 2016 [/su_spoiler]
[su_pullquote align=»right»]Por Servane Delanoë[/su_pullquote]
A menudo, en el proceso de la creación de una empresa uno se preocupa más por el proyecto que por el emprendedor. Ahora bien, este proceso tiene considerables implicaciones personales. La evaluación de los programas personalizados de apoyo sería más relevante si se tuviere más en cuenta la evolución de las experiencias del emprendedor que su capacidad para llevar a cabo el proyecto, especialmente en lo que respecta a la estrategia y a la financiación.
¿Qué hay detrás de un proyecto empresarial? Par empezar, un proyecto, que dará lugar o no a la creación de una empresa; pero también, y sobre todo, una persona, el promotor del proyecto o un emprendedor emergente, quien, independientemente del resultado final, saldrá profundamente transformado por la experiencia adquirida. Este proyecto constituye de hecho una forma de aprendizaje, a lo largo del cual la creación adquiere nuevas competencias, percepciones y se desarrollan redes. Si finalmente se logra crear la empresa, esta transformación personal facilitará a la persona las herramientas necesarias para su desarrollo. De lo contrario, podrá beneficiarse de este acervo para preparar un ulterior proyecto empresarial o utilizarlo en una actividad por cuenta ajena.
Mejor centrarse en las capacidades percibidas que en el número de creaciones
El promotor de proyectos podrá contar con apoyo durante todo el proceso. Asimismo, se le alienta para que participe en programas de asesoramiento que puedan influir tanto en el proyecto como repercutir en la persona. Lamentablemente, en la evaluación de dichos programas, rara vez se tiene en cuenta esta dimensión personal: para juzgar su eficacia, se tiende a prestar más atención a la satisfacción de los participantes o al hecho de que logren crear su empresa, que a los efectos que los programas pudieren tener sobre el empresario emergente. El objetivo de nuestro estudio, realizado entre participantes de un programa de asesoramiento llevado a cabo por la CCI (Cámara de Comercio y de la Industria) de Bretaña, consistía en analizar dicho impacto personal, centrándose además de en las competencias reales del promotor de proyectos, en su autoeficacia empresarial percibida, es decir, en la valoración que hace de su capacidad para crear una empresa.
Esta percepción de autoeficacia empresarial, un término desarrollado por la psicología, es un factor fundamental para iniciar la creación de una empresa, ya que el hecho de no sentirse capaz de hacerlo puede suponer un importante obstáculo. Si ha sido evaluada correctamente, puede incluso favorecer la tenacidad del emprendedor frente a los retos planteados. Sin embargo, se trata de una percepción, que no tiene por qué representar las capacidades reales, ya que algunos individuos tienden a infravalorarse frente a otros; y otros, en cambio, sobrevaloran sus capacidades. Finalmente, la autoeficacia empresarial es evolutiva en función de cuatro grandes influencias: la experiencia personal, la observación de los demás, la persuasión verbal por parte de terceros y el estado emocional.
Confrontación vs. realidad
El estudio trataba de medir la evolución de la autoeficacia percibida por los emprendedores emergentes que hayan seguido un programa de asesoramiento, entrevistándolos al comienzo del proyecto, y luego un año más tarde. Si bien era de esperar que la participación en un programa personalizado de apoyo tuviere un efecto positivo en la evolución de la autoeficacia empresarial percibida (es decir, que los promotores de proyectos se sintiesen más capacitados para crear su empresa), los resultados mostraron una disminución general. En detalle, solo la autoeficacia empresarial administrativa, que es la que concierne la planificación del proyecto y las diferentes formalidades, evoluciona de manera positiva, en tanto que las percepciones inherentes a la estrategia y a la financiación tienden a olvidarse.
Dichos resultados podrían señalarse por la confrontación con la realidad. Al comienzo del proceso, muchos emprendedores emergentes tienen en mente la imagen de una administración compleja, y se centran principalmente en este aspecto, para darse finalmente cuenta que, al contrario de lo que creían, no es lo más complicado, tanto más cuanto que desde hace varios años se instauraron una serie de medidas que facilitan estos procesos. Al mismo tiempo, se dan cuenta de la dificultad para encontrar clientes y financiación, de la existencia de competidores, de la falta de tiempo… tantos aspectos estratégicos, a menudo infravalorados al crear el proyecto.
Este resultado, aunque sea sorprendente, demuestra el valor de apreciar de manera objetiva la ayuda al emprendimiento, centrándose en los efectos individuales: el objetivo de los programas de asesoramiento es de hecho ayudar a los promotores de proyectos a crear empresas sostenibles y darse cuenta de la realidad existente, no siendo necesario que el mayor número de candidatos culmine sus proyectos. Por lo tanto, no es nada malo que los candidatos que buscan crear una empresa se sientan menos capaces al final del proceso que al comienzo. Un participante que finalmente decida no crear su empresa, al percatarse sobre la importancia de la clientela o de la red, tiene la oportunidad de plantear las preguntas correctas, corregir su capacidad percibida, incluso a veces, darse cuenta de que no está hecho para emprender. Podrá poner en marcha su siguiente proyecto estando mejor preparado, en cualquier caso, con percepciones más realistas.
Una herramienta práctica para desarrollar los programas
Este método de evaluación constituye una valiosa herramienta para desarrollar los programas de asesoramiento, con implicaciones prácticas casi inmediatas. Por ejemplo, podría resultar interesante adoptar un enfoque diferencial dependiendo de si las personas, al comienzo, infravaloran o sobrevaloran sus capacidades para crear una empresa, con el fin de que perciban la realidad. En el caso que nos ocupa, los programas de asesoramiento podrían hacer mayor hincapié en los aspectos estratégicos y en la búsqueda de financiación.
Dichos resultados constituyen un avance hacia la valoración objetiva de los programas de apoyo a los emprendedores emergentes. Sería cuanto más interesante perfeccionarlos con una muestra de emprendedores emergentes más representativa y ampliar la búsqueda a diferentes tipos de apoyo posibles.
[su_note note_color=»#f8f8f8″]Servane Delanöe-Gueguen es profesora investigadora en emprendimiento y en estrategia empresarial en Toulouse Business School. Responsable de la incubadora TBSeeds y corresponsable de la opción profesional «emprendedor». Posee un doctorado por la Open University (UK) sobre el emprendimiento emergente. Sus investigaciones se centran en el emprendimiento emergente, los ecosistemas empresariales, la ayuda a la creación de empresas, la intención empresarial y los procesos de incubación. Esta publicación es una síntesis del artículo «Aide à la création d’entreprise et auto-efficacité entrepreneuriale », publicado en 2015 en Revue de l’entrepreneuriat .[/su_note]
[su_spoiler title=»Metodología»]Para llevar a cabo el trabajo de investigación, Servane Delanöe-Guegue realizó un estudio longitudinal. Con la ayuda de un compendio de publicaciones, elaboró un modelo teórico con tres hipótesis de investigación teniendo en cuenta la evolución en un año de autoeficacia empresarial de los promotores de proyectos que hubieren seguido un programa de asesoramiento, habiendo o no logrado materializar el proyecto, diferenciándolo por sexos. El modelo fue llevado a cabo entre un grupo de emprendedores emergentes. El primer año, 506 personas respondieron al cuestionario permitiendo valorar sus percepciones empresariales. Al año siguiente, se logró contactar con 394 de ellas, de las cuales 325 tenían realmente un proyecto de creación en curso. De dicha muestra, 193 respondieron a un nuevo cuestionario. [/su_spoiler]
[su_pullquote align=»right»]Por Pierre-André Buigues y Denis Lacoste[/su_pullquote]
Durante los años 2000, las exportaciones de los fabricantes franceses de vehículos no cesaron de disminuir. A principios del segundo milenio, PSA exportaba el 54 % de la producción llevada a cabo en Francia, mientras que Renault alcanzaba el 47 %.
Diez años más tarde, este porcentaje sufrió una caída de más de 20 puntos en lo que respecta a PSA y, en el caso de Renault, el descenso es todavía más crítico, ya que este fabricante ahora importa vehículos a Francia. Hoy en día, ¡Renault produce menos vehículos en Francia de los que matricula! En consecuencia, la balanza comercial francesa en el sector automovilístico registró, en gran medida, pérdidas. De hecho, el último superávit fecha de 2004.
¿Significa esto que los fabricantes franceses son ahora menos internacionales?
No. De hecho, los constructores del país galo han puesto en marcha un gran movimiento en pro de fábricas de montaje en el extranjero. A inicios de los años 2000, la producción de ambos fabricantes fuera del país representaba aproximadamente el 70 % de la producción nacional. En 2010, la relación entre la producción extranjera y la producción interna se aproximaba al 170 % para PSA y cerca del 300 % para Renault.
Cabe pensar que esta evolución guarda relación con las condiciones macroeconómicas y monetarias de la zona euro. Ahora bien, las tendencias observadas en las estrategias llevadas a cabo por los fabricantes automovilísticos germanos demuestran que no es así. En el período 2000-2010 puede observarse que la intensidad exportadora de Volkswagen se mantuvo estable y que la de Mercedes y BMW incluso aumentó.
¿Cómo podemos explicar la sustitución de la deslocalización en las exportaciones?
Los especialistas de la estrategia coinciden en que optar por la internacionalización está relacionado con dos elementos principales: por una parte, las ventajas competitivas de las marcas y, por la otra, las condiciones económicas de la producción en el país de origen.
Las ventajas competitivas de los fabricantes franceses. Esquemáticamente, las empresas industriales pueden elegir entre las estrategias de bajo coste o las estrategias de diferenciación destinadas a la innovación tecnológica. Una estrategia centrada en el bajo coste lleva a las empresas a trasladar una parte importante de la producción hacia países más baratos. En cambio, una estrategia de diferenciación es sinónimo de mayor tendencia a exportar, ya que la ventaja competitiva se basa en el I+D y, por lo tanto, en las competencias disponibles en los países desarrollados. Las primeras buscan en el extranjero mano de obra más barata. Las segundas, sin embargo, se verán menos afectadas por unos costes de producción más altos vinculados a la producción interna y que les permite aprovechar los efectos positivos inherentes a la interacción entre la producción y el I+D.
En el caso del sector automovilístico, las diferencias en materia de estrategias de innovación son significativas en las empresas francesas, que favorecen las plantas de fabricación en el extranjero, mientras que sus homólogos germanos mantienen un alto nivel de exportación. Ya en la década 2000, Volkswagen invertía dos veces más en investigación que Renault o PSA; y tres veces más en 2010. Si observamos el I+D en cada vehículo vendido, cabe señalar que es de suma importancia en fabricantes de alta gama como Mercedes y BMW (más de 2 000 € por vehículo). Pero también en los fabricantes generalistas, un sector en que no todos invierten por igualo. Así, en un Volkswagen, el contenido en I+D es un 20 % superior al de un Renault y un 45 % al que podemos encontrar en un vehículo PSA. Como hemos dicho, la diferencia se acentuó en la década 2000: el progreso del gasto en I+D por vehículo de fabricación alemana era muy superior a la francesa.
Las condiciones económicas francesas. El entorno más o menos favorable de las empresas en sus países de origen, especialmente en términos de coste, también repercute sobre sus elecciones de internacionalización. ¿Qué ocurre con los automóviles franceses y en qué se diferencia el entorno francés del alemán? Visto desde un punto de vista generalista, para conjunto de la industria en la década 2000 el coste por hora de trabajo aumentó un 38 % en Francia, frente al 17 % en Alemania. Si profundizamos en el sector del automóvil, y a pesar de que en 2000 se aprecia una productividad por empleado más débil en Alemania que en Francia, en general a lo largo de este período la productividad bajó en Francia y subió en Alemania. De hecho, en 2008 la productividad de los empleados era un 25 % mayor en la industria automovilística alemana que en la francesa, lo que refleja las insuficientes inversiones de los fabricantes franceses en Francia, que han dado prioridad a las fábricas en el extranjero.
En consecuencia, si bien cabe lamentar las consecuencias muy negativas en cuanto al empleo y a la creación de riqueza en el territorio galo, los fabricantes franceses de automóviles adoptaron decisiones estratégicas coherentes en materia de internacionalización, habida cuenta su bajo gasto en I+D, su posicionamiento en coches de media y baja gama y la evolución desfavorable de las condiciones de producción interna en cuanto a costes. A pesar de ello, no resulta sorprendente observar que los márgenes de los fabricantes franceses están por debajo de los de Alemania. Por ejemplo, en el período 2000-2010, el margen operativo por vehículo era de 635 euros para VW y aproximadamente de 250 para Renault y PSA.
¿Podría ser el sector automovilístico un caso específico en Francia?
Lamentablemente, tanto para el comercio internacional francés como para el empleo, el sector del automóvil no es un caso aislado. Francia cuenta de hecho con muchas menos empresas exportadoras que Alemania, y el peso de las exportaciones en el PIB es casi dos veces inferior. En cambio, Francia tiene más multinacionales que Alemania (por ejemplo, 14 empresas francesas frente a 10 alemanas se sitúan entre las 100 primeras a escala mundial), y dichas empresas francesas poseen más personal en el extranjero que sus homólogas alemanas.
En consecuencia, Francia solo podría convertirse en región exportadora si existe un cambio radical en el posicionamiento estratégico de las empresas situadas en el país galo y una mejora en las condiciones de producción.
[su_note note_color=»#f8f8f8″]
Por P.A. Buigues y D. Lacoste. Los datos de este texto proceden de los artículos: «Les déterminants des stratégies internationales des constructeurs automobiles européens: exportation ou investissements directs à l’étranger», publicado en 2015 en la revista Gérer et Comprendre, escrito junto con M. Saias M, y «Les Stratégies d’internationalisation des entreprises françaises et allemandes : deux modèles d’entrée opposés» escrito por los autores y que aparecerá en Gérer et Comprendre en 2016, así como la obra escrita por los autores «Stratégies d’Internationalisation des entreprise», publicada en 2011 por la editorial De Boeck.
[/su_note]
[su_spoiler title=»Metodología»]La base de datos se alimenta principalmente a partir de información publicada por los fabricantes en sus informes anuales, de los datos aportados por el Comité de Constructores Franceses de Automóviles (CCFA), por la Organización Internacional de Constructores de Automóviles (OICA) y por Eurostat. Los datos sobre los modos de internacionalización, las estrategias y las condiciones económicas han sido analizados para el período 2000-2010. [/su_spoiler]
[su_spoiler title=»Aplicaciones prácticas»]Este trabajo muestra que la elección de las empresas para internacionalizarse no puede realizarse sin analizar otros aspectos estratégicos (en particular en lo que respecta al posicionamiento) y de las condiciones económicas del territorio de origen. Asimismo, esta investigación también sugiere que las inversiones en el extranjero no tienen por qué ser «el no va más» de la internacionalización. El caso de la industria automovilística indica que es posible, incluso en una industria globalizada, mantener una importante parte de la producción en territorio nacional y ser competitivos. [/su_spoiler]
[su_pullquote align=»right»]Por Gilles Lafforgue [/su_pullquote]
Hoy en día, las cuestiones relacionadas con el clima acaparan, más que nunca, las negociaciones internacionales. ¿Podría realmente contribuir la captura y almacenamiento de carbono (CSC) a la reducción de las emisiones sin por ello disminuir el consumo de energías fósiles?
Actualmente, las energías fósiles representan cerca del 80 % de los aportes mundiales en energía primaria[1], y su bajo coste contribuye al aumento de su competitividad frente a las energías renovables (solar, eólica, biomasa…). Sin embargo, su uso generalizado contribuye en un 65 % a las emisiones de gas de efecto invernadero, principalmente de CO2, que se acumulan en la atmósfera y ayudan al calentamiento del planeta.
Captura y almacenamiento de CO2: ¿una alternativa factible?
En espera de una transición energética más sostenible, la captura y almacenamiento de carbono (CSC) parece una alternativa factible a medio plazo para limitar las emisiones, sin por ello imponer una reducción de energías fósiles. Desarrollada en los años 70 para mejorar la extracción eficiente de los yacimientos de petróleo, la técnica del CSC consiste en capturar las emisiones de carbono en la fuente antes de que sea expulsado a la atmósfera para luego almacenarlas en reservorios naturales (por ejemplo, acuíferos salinos, formaciones geológicas que acogen una fuente de agua con alto nivel de sal no apta para el consumo), en antiguas explotaciones mineras o en yacimientos de hidrocarburos (actualmente en servicio o agotados). El CSC está demostrando ser eficaz, ya que puede eliminar entre un 80 y un 90 % de las emisiones procedentes de las centrales térmicas de carbón o de gas.
Aún está por determinar el coste de utilización de este procedimiento. El despliegue del CSC resulta rentable si el impuesto sobre el carbono[2] se sitúa entre los 30 y 45 dólares por tonelada para las centrales térmicas de carbón, y entre los 60 y 65 dólares por tonelada para las de gas (teniendo en cuenta que los precios debería bajar en función de los avances tecnológicos). Sin embargo, el CSC solo puede aplicarse a un coste razonable en aquellos sectores cuyas emisiones sean más significativas y más concentradas: las industrias pesadas (fábricas de cemento o siderurgia) o las centrales termoeléctricas (especialmente de carbón). En cuanto a las emisiones difusas y de escasa importancia, por ejemplo aquellas que proceden de los medios de transporte o de la agricultura, esta tecnología sería inadecuada.
Por lo tanto, ¿qué estrategia debería adoptarse para optimizar el almacenamiento de CO2?
Las estrategias del despliegue del CSC
Hemos desarrollado un modelo dinámico para vincular eficazmente la explotación de recursos fósiles con el almacenamiento de CO2 que responde a esta pregunta y que permite definir el ritmo óptimo de despliegue del CSC. En él, se tienen en cuenta tres parámetros primordiales: la disponibilidad de recursos fósiles, la acumulación de carbono en la atmósfera (y su absorción por la biosfera y los océanos) y la limitada capacidad de los espacios para almacenamiento. Mediante este modelo, se demuestra la ideoneidad de almacenar el mayor porcentaje posible de CO2 emitido por la indústria desde el inicio de la operación del CSC. Posteriormente, el almacenamiento del CO2 disminuye de manera progresiva hasta que el espacio de almacenamiento se haya llenado totalmente. Hay que señalar que mientras se pueda almacenar CO2, el consumo de energías fósiles sigue siendo constante. Este consumo cae cuando el reservorio está saturado y todo el CO2 emitido quede sujeto al pago del impuesto sobre el carbono. Es ahí cuando intervienen las energías renovables.
En otra línea de investigación, se analizaron las políticas óptimas para la captura de las emisiones de CO2 de dos sectores diferentes. El sector 1, que abarca la industria pesada (siderurgia y fábricas de cemento) y las centrales termoeléctricas, por ejemplo, cuyas emisiones son concentradas, tiene acceso al CSC y puede reducir sus emisiones a un coste razonable. El sector 2, es decir, el sector de los transportes, cuyas emisiones son más difusas, solo tiene acceso a una tecnología de captación de CO2 más costosa (por ejemplo, la captación atmosférica, una técnica que consiste en recuperar el CO2 en la atmósfera mediante un proceso químico que aísla las moléculas contaminantes). Al haber tomado en consideración estos dos sectores denominados «heterogéneos», se demuestra que resulta de suma importancia comenzar la captación de las emisiones del sector 1 antes de alcanzar el límite de contaminación autorizado. La captación de emisiones del sector 2 debería comenzar cuando se haya alcanzado el límite de contaminación, y con ciertas limitaciones. Respecto al impuesto sobre el carbono, la investigación dio a conocer que este debería ser mayor durante la fase previa al alcance de dicho límite y, una vez se haya obtenido el umbral, las autoridades deberían bajarlo gradualmente hasta aplicar el tipo impositivo cero.
Impuesto sobre el carbono: el coste óptimo para una competitividad mínima del CSC
En una economía del mercado, está bastante claro que la única forma de alentar a los industriales para que capturen y almacenen CO2 es establecer un precio al carbono, por ejemplo, por medio de un impuesto. De hecho, desde el punto de vista del «coste-beneficio», los industriales comparan el coste de almacenamiento de una tonelada de carbono con el eventual impuesto que pagarían si dicha tonelada fuese emitida en la atmósfera. Dicho impuesto será único y se aplicará a todos los sectores, independientemente de la cantidad emitida o de su naturaleza. Ahora bien, ¿qué nivel de impuesto garantiza una competitividad mínima del CSC y asegura su desarrollo? A juicio del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) y con el objetivo de limitar el aumento global de las temperaturas en 2 ºC, sería necesario que el límite de contaminación atmosférica no excediera los 450 ppm (partes por millón). Esto se traduce por un tipo impositivo sobre el carbono de 40 dólares por tonelada de CO2 en 2015, alcanzando los 190 dólares por tonelada de CO2 en 2055 (fecha en que se haya alcanzado el umbral), lo que permitiría estimular en gran medida el desarrollo del CSC.
No obstante, es importante señalar que la captación solo es una solución provisional que permite retirar de la atmósfera las emisiones de carbono, a la vez que se obtiene una energía relativamente a bajo coste en relación con las energías renovables. De aquí a 2030, las políticas tendrán que establecer estrategias para conducir una transición sostenible hacia las energías limpias.
[1] Energía primaria: una fuente de energía primaria es toda forma de energía disponible en la naturaleza antes de ser convertida o transformada (gas natural, petróleo…).
[2] Impuesto sobre el carbono: oficialmente denominado Contribution Climat Energie (CCE) en Francia, el impuesto sobre el carbono es una tasa que se agrega al precio de venta de productos o servicios en función de la cantidad de gas de efecto invernadero emitido durante su uso, tales como el gas carbónico (CO2, dióxido de carbono). El impuesto está vigente desde enero de 2015 y asciende a 7 euros/tonelada de carbono. Se estableció este límite de concentración atmosférica de CO2 en base a los objetivos de reducción del aumento de las temperaturas que se deseen alcanzar (el ya conocido +2 ºC).
[su_note note_color=»#f8f8f8″]Por Gilles Lafforgue, y los artículos «Lutte contre le réchauffement climatique : quelle stratégie de séquestration du CO2?» (Lucha contra el calentamiento global: ¿cuál sería la mejor estrategia de almacenamiento de CO2?) publicado por TBSearch, «Optimal Carbon Capture and Storage Policies» (Políticas de captura y almacenamiento óptimo del carbono) (2013), publicado por Environmental Modelling and Assessment, escrito por Alain Ayong le Kama (EconomiX, Universidad de París Oeste Nanterre), Mouez Fodha (Escuela de Economía de París) y Gilles Lafforgue, y «Optimal Timing of CCS Policies with Heterogeneous Energy Consumption Sectors» (El momento óptimo para las políticas de CCS en los sectores heterogéneos de consumo de energía) (2014), publicado en el Environmental and Resource Economics, escrito por Jean-Pierre Amigues (TSE), Gilles Lafforgue y Michel Moreaux (TSE).[/su_note]
[su_box title=»Aplicación práctica» style=»soft» box_color=»#f8f8f8″ title_color=»#111111″]Los modelos macroeconómicos desarrollados permiten reflexionar sobre la manera en la que puede aplicarse el almacenamiento del CO2 para luchar eficazmente contra el calentamiento global, maximizando las ventajas de la explotación de energías fósiles. A nivel de emisión de CO2 que se debe reducir, las teorías generan una perspectiva pragmática, material suficiente para sugerir políticas públicas con vistas a animar a los industriales para que almacenen el CO2 en vez de pagar el impuesto sobre el carbono.[/su_box]
[su_spoiler title=»Metodología»] En el primer estudio, se elaboró un modelo dinámico de óptima gestión de recursos energéticos teniendo en cuenta las interacciones economía-clima. Se atribuyó un valor al carbono que dañaría la actividad económica.
En cuanto al segundo modelo, se adoptó un enfoque «coste-beneficio». Asumiendo como umbral máximo de emisiones a no superar (protocolo de Kioto), a partir del cual se determina el nivel de despliegue del CSC y se le atribuye un valor financiero al carbono.
[/su_spoiler]
[su_pullquote align=»right»]Por Gaël Gueguen[/su_pullquote]
Basándose en los resultados del Tour de Francia, este estudio muestra que las diferencias culturales entre los ciclistas de un mismo equipo no tiene ningún impacto sobre su rendimiento. Una observación que, en determinadas condiciones, sería aplicable al mundo laboral en el que las cuestiones de diversidad son todavía objeto de debate.
¿En qué medida podríamos adaptar determinados conceptos, como la gestión intercultural (colaboración en el seno de un equipo, estrategia, competitividad, etc.) al deporte? Y en concreto, ¿al ciclismo? El objetivo final radica en comprender mejor el funcionamiento del ciclismo y, por ende, mejorar nuestro conocimiento de la empresa. Parte de la respuesta obtenida con los trabajos de Gaël Gueguen, que cuestiona si la diversidad cultural de los equipos que participan en el Tour de Francia (especialmente analizada por el número de países representados), tiene un impacto negativo en las estadísticas deportivas.
La diversidad, un riesgo para la cohesión del equipo
El deporte de alta competición recurre habitualmente a los mejores recursos, sean humanos o materiales. Con un presupuesto determinado, un equipo de alta competición buscará a los mejores atletas, reclutándolos a tales efectos en el mercado mundial. En el contexto del Tour de Francia, en que la internacionalización de los equipos ha ido en aumento durante estos últimos años, hemos observado un descenso de participación entre 1987 y 2009 por parte de los países «tierra de ciclistas» (véase Francia, Italia, España, Bélgica y Países Bajos) en pro de equipos constituidos por cinco o más nacionalidades diferentes. Esta tendencia se mantiene, ya que en 2015, por primera vez, participaron en el Tour un equipo sudafricano y dos equipos eritreos. No obstante, esta globalización que aqueja al deporte profesional no está exenta de riesgos: la diversidad cultural podría plantear un problema de coordinación (dificultades de comprensión mutua, por ejemplo, cuando las lenguas habladas en el seno de los equipos son diferentes) y perjudicar la cohesión de los corredores (diferencia de valores y actitudes). Esta cuestión es tanto más crucial para el ciclismo, disciplina en la que la importancia de los patrocinadores y el carácter mundial de las competiciones, obliga a veces a reclutar deportistas extranjeros, ya que sus países son el blanco de las marcas.
La diversidad cultural no perjudica el rendimiento de los ciclistas
¿Deberíamos favorecer, en el seno de los equipos de alta competición, a deportistas de culturas cercanas? ¿O deberíamos pasar por alto este extremo? Por ejemplo, un grupo que debe cumplir una tarea determinada y que está formado por recursos complementarios inusuales (escaladores excepcionales, velocistas, ciclistas únicos o líderes más polivalentes), y cuya organización deba ser competitiva, ¿podría verse afectado por una excesiva diversidad de sus miembros? Al parecer no. La diversidad cultural no tiene ningún impacto sobre las estadísticas deportivas. Los formadores de los equipos ciclistas pueden favorecer el valor de un corredor, independientemente de su nacionalidad, sin por ello temer a una significativa diferencia cultural. Posible explicación: el profesionalismo de los corredores y de sus entrenadores compensan los problemas de coordinación. De hecho, como la sincronización de los esfuerzos de cada uno queda supervisado por un director deportivo, las funciones de los miembros del equipo están perfectamente definidas. Un entrenamiento regular permite además transformar las tareas de los ciclistas en una rutina perfectamente controlada.
La ligera línea que separa el ciclismo del mundo empresarial
Una empresa se compone de recursos humanos, muy pocas veces, homogéneos: sexo, edad, experiencia, nacionalidad, salarios, etc. ¿Es la importancia de estas diferencias de índole más bien favorable o desfavorable para el rendimiento de los equipos de trabajo? El análisis de los estudios sobre la diversidad en una empresa muestra resultados contradictorios. Por ejemplo, la diversidad de los miembros de un equipo podría, en determinados casos, aumentar su creatividad y mejorar la toma de decisiones (las diversas opiniones favorecen la aparición de buenas ideas). En otros casos, podría perjudicar la cohesión, la confianza y la comunicación, y por consecuente, aumentar las tensiones y los conflictos. ¿Podría ayudarnos a entender lo que sucede en las empresas la falta de relación entre diversidad cultural y rendimiento en el ciclismo? Sin duda alguna, pero solo si se dan determinadas condiciones. La prueba del Tour de Francia es de hecho un caso de estudio de índole especial, lo que limita su generalización. Ante todo, porque en el ciclismo profesional los miembros de los equipos están altamente especializados. En segundo lugar, porque la prueba reina del ciclismo hace competir a equipos formados únicamente por sus nueve mejores ciclistas pese a tener en plantilla unos treinta corredores (y no de todo su efectivo como es el caso de una empresa).
Aún queda por determinar si podemos aplicar esta metodología para estudiar el impacto de la diversidad cultural en el rendimiento de los directivos de multinacionales. Un enfoque interesante, pese a que cada vez son más las empresas que diversifican su comité ejecutivo a medida que se desarrollan en el ámbito internacional. En una multinacional como en el caso de L’Oréal, el reclutamiento de directivos procedentes de varios países es el principal factor de éxito en el lanzamiento de sus productos en países emergentes. Finalmente, para limitar el «síndrome de Babel»*, los equipos multiculturales se organizan alrededor de un líder que, debido a su experiencia en diversos países, sabe gestionar las tensiones interculturales**.
* Dificultad para coordinar los esfuerzos a causa de las diferentes lenguas habladas en el equipo.
** “L’Oréal Masters Multiculturalism» de Hae-Jung Hong y Yves Doz (Harvard Business Review, junio 2013).
[su_note note_color=»#f8f8f8″]Por Gaël Gueguen, del artículo «Diversité culturelle et performance des équipes sportives de haut niveau : le cas du Tour de France» (Diversidad cultural y rendimiento de equipos deportivos de alta competición: el Tour de Francia), (Management International, 2011).[/su_note]
[su_box title=»Aplicaciones prácticas» style=»soft» box_color=»#f8f8f8″ title_color=»#111111″]A pesar de que el ciclismo sea una actividad bastante específica, especialmente por la alta especialización de todos sus participantes, los resultados de esta investigación podrían aplicarse al mundo empresarial bajo determinadas condiciones. En el caso de equipos formados por varios colaboradores cuyas funciones están perfectamente definidas y que se enfrentan a unas tareas determinadas, podemos considerar que la diversidad cultural (seguramente también sea el caso para otras muchas diferencias tales como el género, el origen, la edad, la educación, etc.), no perjudica en absoluto al rendimiento colectivo. Como en el ciclismo, incluso podría aparecer una cultura específica de equipo superando todas las fronteras culturales.[/su_box]
[su_spoiler title=»Metodología»]Con el objetivo de determinar si la diversidad cultural perjudica al rendimiento, se han analizado los resultados de 487 equipos (4.375 corredores) habiendo participado en 23 Tours de Francia entre 1987 y 2009. En base a varios indicios, se ha podido calificar la heterogeneidad cultural de los equipos (especialmente en función del número de países representados). El objetivo era comparar el rendimiento de los equipos ciclistas (sus resultados) y su nivel de diversidad cultural mediante el método de regresión lineal, que tiene por objeto medir la fuerza de las relaciones entre diversas variables explicativas y la explicación de una variable.[/su_spoiler]
[su_pullquote align=»right»]Por Gregory Voss[/su_pullquote]
¿Es posible que la reforma propulsada en 2012 por la Unión Europea (UE) con el objetivo de garantizar un alto nivel de protección de los datos personales de los ciudadanos de los 28 países miembros vea finalmente la luz en 2017? Es muy probable. No obstante, todavía queda por alcanzar un acuerdo entre el Parlamento Europeo, el Consejo de la UE y la Comisión Europea. Es la hora del diálogo tripartito.
Estas tres instituciones de la UE están negociando desde junio de 2015 con el objeto de alcanzar un acuerdo sobre un único texto, el Reglamento general de protección de datos (RGPD). Quedan algunos puntos de desacuerdo entre el Parlamento y el Consejo, especialmente en materia de obtención del consentimiento individual en cuanto al tratamiento de los datos personales, los derechos y deberes de las empresas de recopilación de datos y el importe de las multas en caso de incumplimiento.
Desde el año 2012, la Comisión Europea ha propuesto una nueva legislación sobre la protección de datos de carácter personal. Pese a que el texto fue aprobado por el Parlamento Europeo el 12 de marzo de 2014, aún tiene que ser validado por el Consejo de la UE. Esta reforma permitirá proteger a los ciudadanos europeos y sus datos personales, incluso frente a empresas transnacionales responsables del tratamiento de datos obtenidos a través de Internet cuya sede no se encuentre en la UE. Aunque el nivel de protección de los datos personales es de por sí elevado, el nivel de sanciones económicas es demasiado bajo, contrariamente a lo que sucede en Estados Unidos.
Una vez que las tres instituciones de la UE implicadas hayan alcanzado un acuerdo sobre el proyecto de ley, este sólo podrá adoptarse tras sus correspondientes dos lecturas consecutivas en el Parlamento, elegido directamente por el pueblo, y por el Consejo, que reúne a los gobiernos de los 28 Estados miembros. Tras su aprobación (sin lugar a duda en 2016, aunque algunos creían que sucedería a finales de 2015), será aplicable en el plazo de dos años tras su adopción.
Este RGPD armonizará el derecho europeo y además podría tener como ventaja el iniciar un proceso de armonización del derecho internacional «desde arriba», en materia de protección de datos personales. Asimismo, y según los cálculos de la Comisión, la reducción de la carga administrativa mediante este único texto de ley permitirá ahorrar 2,3 billones de euros por año.
Puede parecer un proceso un tanto largo, pero conviene recordar que fueron necesarios cinco años para negociar la Directiva Europea de 1995 sobre la protección de datos de carácter personal. En lo que respecta al RGPD, todavía llevamos tres años y medio con el proceso, por lo tanto, sigue habiendo un margen.
EL RGPD es objeto de un intenso trabajo de presión para los representantes de los responsables del tratamiento de los datos, quienes, aunque ralentizan el trabajo legislativo, pueden desempeñar un papel legítimo informando al legislador sobre las realidades de las sociedades encargadas de la recopilación de datos.
Desde el caso Snowden, la reforma legislativa ha sido testigo de numerosos sobresaltos. Edward Snowden, exconsultor de la CIA y miembro de la National Security Agency (NSA), reveló en junio de 2013 que el gobierno de los Estados Unidos había obtenido de nueve gigantes norteamericanos de las nuevas tecnologías, informaciones de carácter personal en relación con la personas que vivían fuera de los Estados Unidos, especialmente en el marco de un programa de vigilancia electrónica denominado PRISM. Desde el 21 de octubre de 2013, el Parlamento Europeo propuso un texto en el que una de las disposiciones estipulaba que «el responsable o el encargado del tratamiento informarán […] al interesado si se han facilitado datos personales a las autoridades públicas durante el último periodo consecutivo de 12 meses». Indudablemente, esta disposición se debe al caso PRISM.
En general, los asuntos relativos a la protección de datos han atizado el debate sobre la privacidad en Europa, aunque hayan debilitado la confianza existente entre la UE y los Estados Unidos. Por ello, el 6 de octubre de 2015, en una causa sobre la transferencia de datos de un ciudadano austriaco a los Estados Unidos por el grupo de Facebook en Europa, el Tribunal de Justicia de la UE (TJUE) declaró nulos los Principios estadounidenses de puerto seguro (Safe Harbor Principales) que permitieron dicha transferencia. En caso de amenazas a la seguridad de los Estados Unidos, una cláusula autorizaba a las autoridades estadounidenses a acceder a los datos personales de los europeos. Por supuesto, el TJUE dio seguimiento a las conclusiones del abogado general a raíz del anuncio de la decisión de dicho tribunal que, en su opinión, «esto se ha convertido en un problema para más de 4.000 sociedades norteamericanas y europeas que dependen de los Safe Harbor Principles para la transferencia de los datos de carácter personal a los Estados Unidos». No obstante, está por ver qué acciones emprenderán las instituciones y las empresas europeas y norteamericanas de conformidad con esa decisión.
Por otro lado, incluso a falta de un RGPD, el caso Google Privacy Policy puso de manifiesto que los Estados miembros de la UE tienen a su disposición las herramientas necesarias para obligar al buscador a respectar la privacidad y los datos personales. De este modo, tras varias órdenes judiciales, las autoridades de protección de datos personales de Alemania, España, Francia, Italia, Países Bajos y Reino Unido, dictaron sanciones contra Google, en particular multas de varios de cientos de miles de euros. Incluso si estas penalizaciones son relativamente bajas en comparación al volumen de negocios de Google (59 mil millones de euros en 2014), apuntan a medidas de ejecución más estrictas basadas en el volumen de negocio de la empresa sancionada en el marco del proyecto de legislación europea.
En Francia, la Comisión Nacional de Informática y Libertades (CNIL) discrepa de Google sobre la desreferenciación en respuesta a la decisión del TJUE en contra de Google España. Desde el reconocimiento de este derecho por el tribunal, en 2014, cualquiera puede solicitar a un buscador que suprima los resultados que aparecen al buscar su nombre. En consecuencia, Google recibió decenas de miles de solicitudes de ciudadanos franceses. Por consiguiente, procedió a la desreferenciación de determinados resultados de las extensiones europeas de los buscadores (.fr; .es; .co; .uk; etc.). Sin embargo, no realizó la desreferenciación en otros dominios geográficos o incluso en google.com, pudiendo ser consultados por cualquier internauta. En mayo de 2015, la CNIL envió un requerimiento a Google para que realizara dicha desreferenciación en todos los dominios. No obstante, Google sostiene que esta decisión constituye una violación del derecho a la información pública y, por tanto, una forma de censura. Lo más probable, es que se nombre a un ponente para que encuentre la mejor solución posible.
Mientras que la Unión Europea trata de alcanzar un acuerdo sobre un único texto en materia de protección de datos personales, los gobiernos, como el de Francia, siguen reforzando su arsenal legislativo. El gobierno galo presentó el 26 de septiembre de 2015, un proyecto de texto sometido a la opinión pública para una «República informática»: alrededor de 30 artículos relativos al secreto de las comunicaciones comerciales electrónicas, la portabilidad de los archivos o el libre acceso a los datos públicos. Esta consulta a los ciudadanos para la elaboración del documento es un proceso sumamente interesante, de cuya evolución habrá que estar pendiente.
[su_note note_color=»#f8f8f8″]Por Gregory Voss y los artículos «European Union Data Privacy Law Developments» (Novedades en materia de privacidad de datos en la Unión Europea), publicado en The Business Lawyer (volumen 70, número 1, invierno 2014-2015), «Looking at European Union Data Protection Law Reform Through a Different Prism: the Proposed EU General Data Protection Regulation Two Years Later» (Una mirada diferente sobre la reforma legislativa en materia de privacidad de datos en la Unión Europea: la propuesta de la UE para regular la protección de datos dos años más tarde) , publicado en Journal of Internet Law (volumen 17, número 9, marzo 2014) y «Privacy, E-Commerce, and Data Security» (Privacidad, comercio electrónico y seguridad de los datos), publicado en The Year in Review, publicación anual de ABA/Section of International Law (primavera 2014), escrito junto con Katherine Woodock, Don Corbet, Chris Bollard, Jennifer L. Mozwecz y João Luis Traça..[/su_note]
[su_box title=»Aplicaciones prácticas» style=»soft» box_color=»#f8f8f8″ title_color=»#111111″]El impacto del RGPD para las empresas dependerá del texto final aprobado por la UE. Lo que sí es cierto, es que las empresas que manejan dichos datos tendrán una mayor responsabilidad de ahora en adelante. Sin duda alguna, algunas empresas tendrán que crear puestos de Responsables de Protección de Datos (DPD) conforme al modelo Correspondant Informatique et Libertés (CIL) (Persona representante del CNIL en Francia. Por otra parte, se crearán empresas especializadas en materia de protección de la privacidad. En consecuencia, se aconseja a los directivos de las empresas que estudien la legislación en materia de protección de datos personales con el objeto de ajustarse a la legislación cuando entre en vigor. Asimismo, se sugiere que los empleados se formen en materia de protección de datos personales. Finalmente, las empresas tendrán que establecer procedimientos adecuados para cumplir con la legislación sobre la protección de datos de carácter personal, incluso aquellas que permitirán las notificaciones previstas por el RGDP sobre la violación de datos de carácter personal.[/su_box]
[su_spoiler title=»Metodología»]Con el objetivo de redactar los artículos sobre la legislación en materia de protección de datos de carácter personal, he analizado cuantiosos documentos jurídicos así como «cientos de páginas de propuestas, sanciones y notificaciones» obtenidos de los trabajos del G29, el grupo de trabajo independiente de la UE sobre el tratamiento de los datos de carácter personal. En dichos artículos, se ha puesto en perspectiva las propuestas de las organizaciones europeas para la aprobación de un RGPD y ofrezco consejos prácticos a las empresas. De la misma manera, se ha estudiado la evolución de las posiciones de las diferentes organizaciones europeas, tales que la Comisión Europea, el Parlamento o el Consejo de la UE así como las reacciones del legislador tras las revelaciones de Edward Snowden en materia de vigilancia electrónica.[/su_spoiler]